miércoles, 10 de agosto de 2016

Stiglitz: El problema del Euro


Stiglitz cree que hay muchas razones para el pesimismo acerca de la subsistencia de la Unión Europea (UE), y en especial del Euro; pero también cree que hay grandes esperanzas puesto que mucha gente desea una UE reformada en la que los acuerdos no sirvan tanto a las empresas como a los más amplios intereses sociales.
Cree Stiglitz que la creación del Euro sin el establecimiento de las instituciones adecuadas fue un error puesto que actualmente no ha alcanzado sus objetivos de una mayor prosperidad y mayor integración. Por el contrario, señala, los viejos estereotipos renacen puesto que la Europa del norte acusa al sur de perezoso y poco fiable, al tiempo que se invoca la memoria de la conducta de Alemania en la guerra.
Lo cierto, según Stiglitz, es que Europa falló al no crear las instituciones que hubieran podido gestionar la diversidad de los países miembros. Peor aún, recuerda, la estructura de la eurozona se creó sobre determinadas ideas -por ejemplo la de un banco central con la tarea de controlar la inflación- no diseñadas para el crecimiento, el empleo y la estabilidad.
Según Stiglitz los políticos que quisieron forjar una Europa más unida estuvieron guiados por la idea de moda de entonces consistente en la fe en los mercados, pero les faltó una comprensión de las limitaciones de los mercados y de qué hacer cuando no funcionan. Mientras que en la mayoría del mundo la ideología fundamentalista de los mercados ha sido desacreditada, especialmente tras la crisis de 2008, esas ideas perviven y florecen en la potencia dominante de la eurozona: Alemania.
Argumenta Stiglitz que Alemania pone su propio crecimiento como ejemplo, pero es un crecimiento que se compara con otros países de la UE, y no con EEUU, en cuyo caso la comparación le es desfavorable.
Los líderes de la eurozona culpan a la víctima, a los países en recesión o depresión o conmovidos tras el resultado de un referendum. No quieren culparse a sí mismos y a las excelentes instituciones que han ayudado a crear y dirigen. Pero culpar a la víctima, insiste, no soluciona el problema del Euro.
Indica Stiglitz que nadie debe haberse sorprendido de que la respuesta de Europa al referendum de Reino Unido (RU) haya sido la misma que recibió Grecia en su referendum de junio de 2015. Van Rompuy expresó la idea extendida de que convocar el referendum "fue la peor decisión política en décadas." Cree Stiglitz que ello expresa una profunda antipatía por la confianza democrática. Además, recalca, en la mayoría de casos en los que los votantes han tenido ocasión, han rechazado el Euro, la Unión Europea y la Constitución Europea.
Defiende Stiglitz que si se quiere castigar a RU, el castigo revertirá en Europa también. Critica el tipo de respuesta del castigo para evitar que otros países sigan el camino de RU, pues significa que hay que mantener Europa unida por el miedo a salir más que por los beneficios, prosperidad y solidaridad de permanecer unidos.
Considera que debe repensarse Europa, creando una más democrática Europa que quiera mejorar el bienestar de los ciudadanos ordinarios, lo que no se puede hacer con la ideología neoliberal, y tampoco si no se gestiona mejor el Euro.
Stiglitz, Joseph. "The problem with Europe is the Euro". The Guardian, 10.08.2016.

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