domingo, 13 de marzo de 2011

Terremoto en Japón y Filosofía

Aunque en 1755 no existía la escala Richter, seguramente se habría concedido el nivel 9.0 al terremoto de Lisboa de aquel siglo. Los daños causados impresionaron tanto en Europa que algunos filósofos como Voltaire quedaron inmunizados ante algún racionalismo de corte teológico que defendía la idea de que Dios había creado "el mejor de los mundos posibles" (Leibniz). La experiencia de la inmensidad del cosmos frente a la pequeñez de la vida humana y los males que le afligen inauguró toda una discusión acerca del origen del mal en el mundo (Teodicea)... ¿Cómo podía haberlo permitido Dios, el ser absolutamente bueno?
El Japón actual es bien diferente y los interrogantes que se prevén se situarán aldededor de una mejor comprensión de la naturaleza, a la que la secularización impide atribuir un mal intrínseco. Por todo ello, seguramente los esfuerzos querrán ahondar en las medidas de prevención sísmica que conviene adoptar: anti tsunamis, seguridad nuclear, evacuación, etc.
No hace demasiado tiempo que las catástrofes naturales han afectado a amplias regiones del planeta con enorme impacto mediático; sin embargo, el hecho de que la diferencia entre el Japón de 2011 respecto del tsunami de Indonesia en 2004 sea fundamentalmente que Japón había previsto todas las medidas de las que es capaz la tecnología humana, puede que contribuya a algún cambio en la manera de pensar del ser humano, que ahora es mucho más global que en 1775 y anda asediada por crisis diversas.

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